11.11.09

David Bowie y el I Ching (el síndrome Mayor Tom)

Hace unos días intentaba escribir algo acerca de aquella clásica sensación adolescente de sentirse un alien dentro de la sociedad, quizás uno de los motores más importantes que me impulsó a escribir en la adolescencia, el cual por algún extraño motivo se volvió a colar dentro de mi subconsciente. Claro que, interumpido por una serie de otros pensamientos laterales, decidí no insistir en el asunto para así observar de forma más detallada los trenes de pensamiento que transitaban a toda velocidad frente a mis divagaciones, impidiendo la afloración de las tendencias negativas subconscientes que me asaltaban en dicho momento. Momentos antes había recibido del oráculo i ching el hexagrama "la desintegración" o "hacerse astillas" sin entender mucho a qué se refería, tratando de imaginar a qué correspondía dicho aviso.La respuesta llegaría de forma absolutamente inusitada en medio de una tertulia de fin de semana con un grupo de amigos cuando, a propósito de las melodías de David Bowie que sonaban en la radio, un amigo se refirió a un escrito de facebook que afirmaba lo siguiente: "todos somos Mayor Tom".En un flashback repentino, a mi mente volvió la sensación de alienación que había tratado de rememorar noches atrás en soledad, esta vez asociada a aquel críptico mensaje, el cual a partir de la historia del astronauta alucinado con la contemplación del universo que ya no logra hacer contacto con su base terrestre y se queda eternamente flotando en el espacio incomunicado cobró una nueva e interesante significación.El hexagrama se refiere a la condición de algo que se acaba ante el peso de su propia construcción, una casa cuyos cimientos ceden ante el paso del tiempo, algo que se acaba, algo que se derrumba. ¿Cómo podría aplicarse dicha imagen a nuestro astronauta favorito? ES lo que intentaré esclarecer a continuación.Construimos nuestra realidad desde niños a lo largo de nuestro despertar intelectual en base a los estímulos que recibimos del medio ambiente que nos rodea. A medida que vamos creciendo estas interpretaciones subjetivas se van enfrentando a una serie de hechos sociales consensualmente objetivos que nos van haciendo modelar y adaptar nuestras percepciones hasta llegar a un consenso más o menos sólido respecto a lo que entendemos como realidad y que nos permite relacionarnos de manera más o menos adecuada con nuestros pares.Sin embargo, resulta muy frecuenta que nuestros esquemas de percepción no se ajusten del todo bien a la idea del mundo que percibimos a diario a través de los medios de comunicación masivo, la que nos enséñan en colegios o centros de estudio o la que vemos reproducida alrededor de nuestro núcleo más cercano. Ante la constatación práctica de sentise persibiendo el mundo de forma distinta a la convencionalmente aceptada, la primera sensación es de soledad, de sentirse alejado del resto. Ante este motivo, podemos sentir o bien culpa, la cual nos hará reprimir dicha sensación y nos reconducirá a adaptar nuestras percepciones a lo comúnmente aceptado, o bien soberbia, es decir, sentirnos los poseedores de un intelecto privilegiado que nos permite percibir realidades o sensaciones que el resto no logra, y que tampoco logramos comunicar al resto pues, pensamos (y muchas veces las retroalimentaciones que recibimos de nuestro medio nos indican clara y tangiblemente, los consensos impiden que nuestro mensaje sea comprendido más allá de los prejuicios naturales ante una manera de pensar distinta.Ante eso, los egos desorbitadamente románticos prefieren quedarse flotando en el espacio a la manera de nuestro buen cosmonauta, incapaces de comunicarse de forma adecuada con el resto del mundo, esperando toda la vida por aquel ser extraterrestre que comprenda y comparta su manera especial de sentir al mundo mientras el resto puede irse al carajo. Muchos lo consiguen de manera más o menos parcial y desembocan su inquietud en tribus urbanas, grupos de autoayuda, militantes y fanáticos de todo tipo, y algunos otros tantos se desquician en medio de sus fantasías egoístas, las cuales se convierten en una carcel que los termina encapsulando en sus propias percepciones y que en algún momento se termina haciendo astillas.En nuestro ejemplo, el Mayor Tom, al intentar comunicar sus descubrimientos a la base tierra a partir del ego, descubre con estupor que la comunicación se corta, es decir, que "la pata del catre se destroza." Perseverar, en este caso persistir en la comunicación de una "verdad" sin empatizar con los receptores, termina destruyendo al falso extraterrestre, cortando su cordón de plata con la realidad y determinando ese aislamiento contra el cual su mismo yo privilegiado se queja, y sin embargo asume como una carga ante el tremendo peso que debe soportar al sentirse u privilegiado.El I Ching, en la sexta línea del hexagrama, ofrece una posible solución a dicho dilema: "Hay un fruto que aún no ha sido comido", advierte el hexagrama, una posibilidad que el mayor Tom no ha explorado todavía. ¿Qué pasa si esa visión privilegiada no es algo para vanagloriarse sino una herramienta de trabajo que le permitirá enfrentar de mejor manera la realidad cotidiana con los pies bien puestos sobre la tierra? ¿Qué pasa si en vez de proclamarla a los cuatro vientos como la verdad absoluta el hombre se arroje el trabajo de comunicarla de forma sencilla y humilde, desde la obra y no desde el discurso? ¿Qué pasa si, así como aquella forma de ver el mundo tan prodigiosa que descubrí, el vecino haya descubierto otra, distinta en la forma pero tanto o m´s prodigiosa que la nuestra? ¿Qué tal si todos somos capaces de ver el mundo y darle forma a nuestra imagen y semejanza sin perder de vista que todos compartimos el mismo mundo, el mismo aire, la misma agua, el mismo cielo y sin embargo podemos ver cada una de estas cosas de maneras infinitamente distintas? Sin embargo, el ego herido se resiste a aceptar su maravilla como una más de tantas, y siente que abrirse al mundo y aceptar la irrelevancia de su descubrimiento interno ante una realidad consensuada a la fuerza como la nuestra como un claudicar. el riesgo aquí es grande, Sólo la humildad y grandeza de espíritu permitirá comprender que la verdadera resistencia emerge del día a día, del no negar la realidad para encarcelarse en nuestras jaulas enjoyadas ni luchar contra ella de forma agresiva y violenta, sino del irradiar nuestra visión a todo lo que hacemos y volvernos extremadamente conscvientes de nuestro día a día, de nuestro aquí y ahora, que es el lugar y el momento donde germinan las bases de cualquier cambio más profundo. Desapegarse de la obra y de sus consecuencias y simplemente crear, con amor y dedicación, nuevos caminos, nuevas vías, nuevos mundos y después destruirlos de un plomazo, paa luego levantar otros, demostrando en la práctica que nada es permanente y que el cambio es lo único seguro.Ian Curtis, Janis Joplin, Kurt Cobain y hasta Michael jackson no lograron comprenderlo, y murieron prisioneros de su propia genialidad. Lou reed, David Bowie, Bjork y tantos otros hasta el momento resisten, transformando a sus mayores Tom en drogadictos alienados, construyendo personajes nuevos, interviniendo sus materiales y continúan con su incansable búsqueda de otorgarle nuevos sentidos a la realidad que no es una sola, sino muchas, aunque haya intereses creados en hacernos pensar lo contrario.

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