Tuvalu es el primer largometraje del alemán Veit Helmer, director y co-guionista de lo que podríamos llamar una comedia muda. En la película no hay diálogos, salvo uno que otro monosílabo. Fue filmada en blanco y negro, y luego coloreada necromáticamente en el laboratorio. La música es de Goran Bregovic y Jürgen Knieper.
A continuación, la trama de la película, que aunque quizás pase a segundo plano frente a la realización, vale la pelna describirla a grandes rasgos (citaré el comentario de un blog bastane preciso): Antón, un joven aprendiz de monitor de natación, mantiene la ilusión de su padre ciego de que la piscina siga intacta y muy concurrida. Antón es un excéntrico solitario que sueña con navegar por los anchos mares rumbo a Tuvalu, sueño que comparte con Eva, joven de 18 años a quien le agrada mucho el carácter especial de Antón. El fallecimiento de su padre en la piscina al caerle un trozo de techo les impide salir al mar con el remolcador de Eva. El culpable de lo sucedido no es otro que Gregor, el hermano de Antón, cuyo objetivo es destruir la piscina, y de paso toda la ciudad, para reemplazarla por una nueva ciudad futurista. Antón tiene difícil la labor de salvar la piscina y mantenerla abierta, pero todo resultaría soportable si al menos se ganara el corazón de Eva.
A continuación, la trama de la película, que aunque quizás pase a segundo plano frente a la realización, vale la pelna describirla a grandes rasgos (citaré el comentario de un blog bastane preciso): Antón, un joven aprendiz de monitor de natación, mantiene la ilusión de su padre ciego de que la piscina siga intacta y muy concurrida. Antón es un excéntrico solitario que sueña con navegar por los anchos mares rumbo a Tuvalu, sueño que comparte con Eva, joven de 18 años a quien le agrada mucho el carácter especial de Antón. El fallecimiento de su padre en la piscina al caerle un trozo de techo les impide salir al mar con el remolcador de Eva. El culpable de lo sucedido no es otro que Gregor, el hermano de Antón, cuyo objetivo es destruir la piscina, y de paso toda la ciudad, para reemplazarla por una nueva ciudad futurista. Antón tiene difícil la labor de salvar la piscina y mantenerla abierta, pero todo resultaría soportable si al menos se ganara el corazón de Eva.
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